Skabma – Snowfall llega desde la fría y hermosa Finlandia de la mano del estudio Red Stage Entertainment, que nos presenta un precioso juego de aventuras y plataformas con un importante ensaje de trasfondo.
En una remota aldea de Laponia vive plácidamente Ailu, un joven sámi que de la noche a la mañana ve como una extraña plaga que azota su tierra se está extendiendo peligrosamente, tocándole a él curar toda tierra infectada convirtiéndose en un Noaidi (Chamán).
Para facilitarle las cosas en esta misión, contará con un Goavddis, un tambor mágico al que hará sonar con una cornamenta rota que le servirá para contactar con la naturaleza y los espíritus, entre ellos cuatro espíritus familiares que le darán habilidades sobrehumanas.
Pero no sólo ayudaremos a Ailu a recuperar su tierra, si no que gracias a lo bien planteado que está Skabma – Snowfall, aprenderemos mucho sobre la historia, costumbres y cultura del pueblo Sami.
Una vez más, un título indie nos aporta sin pretensión alguna, cultura, concienciación y valores mientras nos entretenemos jugando y pasando un buen rato.
El Cuidador de Renos
Como ya hemos dicho, en Skabma-Snowfall nos va a tocar salvar por enésima vez el mundo, pero en esta ocasión haciendo real hincapié en lo que significa cuidar de la naturaleza, el respeto por los animales y con un enfoque cultural.
Nada más empezar el juego, tras una reveladora pesadilla, pasamos a controlar a Ailu teniendo bastante libertad de acción y sin muchas instrucciones más allá de unos iconos que harán la vez de sencillo tutorial y de guía informativa.
También se nos da la oportunidad de interactuar con los renos, parte importante en la trama, y también con los demás integrantes de la aldea, que si bien son pocos, están muy bien definidos y con varias conversaciones, nos encomendaran desde misiones hasta conversaciones de lo más relevante para el jugador.
En lo que sería el prólogo del juego, ya habremos aprendido a controlar de forma básica y más que suficiente, a nuestro pequeño protagonista para poder encarar la que será nuestra primera misión. Recuperar a un Reno que se nos ha escapado.
Y de esta manera, entraremos en el bello y vasto mundo de Skabma-Snowfall, que si bien puede parecer pequeño de primeras, es mucho más grande y laberíntico de lo que puede parecer, con muchos caminos por abrir y descubrir.
El Pequeño Tamborilero
Una vez encontrado el Reno, también nos encontraremos con el Goavddis que nos acompañará durante este hermoso viaje, siendo también testigos de una aparición que nos explicará nuestra misión y futuro porvenir.
Pronto veremos que el Goavddis sirve para algo más que iluminarnos el camino, pues entre otras cosas, también nos devolverá puntos de vida si por alguna caída desde mucha altura o golpe que nos den, nuestra barra de vida se ve mermada.
Una vez salgamos de la cueva, observaremos cómo un extraño suceso altera toda la aldea y comienza a destruir el lugar donde vivimos, momento en el que las palabras de la visión acerca de nuestra importante misión, toman gran importancia.
Mientras vamos de regresando a nuestra aldea, observaremos como gran parte de los caminos han cambiado o están corrompidos por la plaga y nos tocará aprendernos nuevas rutas que mas tarde tendremos que repetir.
Llegados a la aldea, comenzará nuestra verdadera aventura donde no solo deberemos restablecer el orden y curar a la naturaleza, si no también aprender y controlar los poderes de un Noaidi, así como de paso hacer un poco de recadero para varios personajes con distintos coleccionables repartidos por el mapa.
El Joven Chamán
La vida del Chamán, en este caso Noaidi, no es nada sencilla cuando se es un principiante y más si no se tiene un mentor o guía que te ayude, pero conseguirlo será mucho más fácil que moverse por el mapa, que en este caso si se necesitaría un guía turístico.
Para mejorar las aptitudes como Noaidi de Ailu y claro está, poder acceder a nuevas zonas, ya sea con salto potenciado, rompiendo rocas o accediendo de otras formas, nos tocará visitar distintos planos astrales para conseguir la ayuda de cuatro espíritus familiares en sus santuarios.
Estos facilitarán muchísimo el poder movernos por el mapa y también hacer frente a los retos, no muy difíciles, con los que nos encontraremos. Quizás lo más difícil en Skabma – Snowfall, es que no nos terminemos perdiendo más de una y otra vez.
Aún así, el juego realmente es un viaje y experiencia cultural aprendiendo los caminos de los Noaidi, sobre el pueblo indígena de la región Sápmi y como no, un alegato al cuidado y respeto por la madre naturaleza y los animales.
También la mitología está muy presente en el título, la cual es presentada en distintas cinemáticas o conversaciones que tendremos con los habitantes de la aldea….o incluso el espíritu de un árbol, que quizás siendo una de las conversaciones más divertidas, también sea de las más estremecedoras.
Cultura, Concienciación y Diversión
Sin sobresaturar al jugador como hacen otros juegos con mil notas o información, muchas veces resultando irrelevante y sin aportar nada ni al lore, la historia o de forma cultural, Skabma – Snowfall ofrece de forma equilibrada y progresiva datos culturales y de importancia para la historia.
El juego está muy bien enfocado en su progreso de una forma que todo lo que vamos leyendo y aprendiendo, resulta muy instructivo, a la vez que en ciertos momentos crítico, como la charla con el espíritu del árbol o las que tendremos con Jean, el bien intencionado investigador francés que solo está en la zona para observar el estilo de vida Sámi.
Cada personaje aporta una riqueza a la historia de tal manera que no sólo ayudará para seguir avanzando en la historia, sino que al final resulta hasta educativo ver como tratan cada tema.
Aunque no todo iba a ser perfecto, pues algunos personajes llegarán a tener ciertas conversaciones con nosotros un tanto irrelevantes o sin sentido alguno tal y como está planteado el juego.
Un plataformas con un par de obstáculos
Si bien pueda parecer que se me haya olvidado de que Skabma – Snowfall es un juego de plataformas, esto último lo estaba relegando un poco al final, pues el juego adolece de un par de obstáculos, tanto en diseño como en ejecución.
Unity no es un motor gráfico que ayude mucho a la hora de llevar a cabo ciertos proyectos y eso se nota en este caso, donde pese a la facilidad para acceder de un área a otra, el personaje pese a aparentemente llegar bien, la roca o terreno te expulsará y hará caer.
Esto muchas veces es frustrante porque te harán volver al principio del área y tocará volver a pasarlo todo lo andado.
A veces también se ha dado de atravesar inexplicablemente rocas o suelo, quedando el pobre Ailu en una eterna caída sin fondo, tocando volver al menú y cargar partida, algo que recomiendo encarecidamente hacer cada poco.
Tampoco beneficia en nada que el juego carezca por completo de mapa, que si bien no es un problema si tienes buen sentido de la orientación o eres de fuerte intuición, a más de uno le puede causar frustración el no encontrar por dónde ha ido o venido.
Apartado Técnico
Algo que se ha cuidado mucho, aparte de los temas ya descritos a nivel cultural, es el apartado visual, que muchas veces engaña y no parece que haya sido creado con Unity.
Los escenarios son impresionantes y muy bonitos, con distintas zonas muy diferenciadas entre sí, con una calidad de texturas muy cuidadas y a los que la iluminación, salvo en alguna ocasión, les favorece mucho.
Por su parte, los modelos de personajes y animales se acercan bastante a lo que bien podría ser una película de animación, con un toque simple pero resultón, aunque algunas animaciones, sobre todo las faciales, son muy básicas y les merma calidad.
En cuanto a la música y efectos sonoros, la primera acompaña perfectamente, cambiando de registro al cambiar nosotros de zona y sin resultar pesada ni agobiante, mientras que los efectos cumplen su función correctamente.
El juego viene en varios idiomas, entre ellos el español y las voces son nativas. Así de esta forma, escucharemos el dialecto Sámi en cada personaje.
Respecto a la jugabilidad y controles, ya he comentado que Unity es un arma de doble filo y que pese a ser un juego que se controla con facilidad y responde bien, a veces se hace un poco tedioso realizar un simple salto.
Conclusiones
Skabma – Snowfall tiene clara su función: enseñarnos sin que dejemos de jugar y nos lo pasemos bien.
Red Stage Entertainment ha sabido compensar ambas cosas en un título que avanza según avanzamos nosotros, que nos va sorprendiendo y agradando con cada personaje o zona descubierta.
Si no fuera por un par de tropezones y carencias, el juego es de una factura impecable y recomendable para jugar tranquilamente desde la tarde hasta la noche, ya que tiene una duración de unas tres o cuatro horas dependiendo de nuestra forma de jugar.
Algo que espero que arreglen en el futuro, es el tema de los tiempos de carga lentos y caídas de frames, que pese a haberlo jugado instalado en un SSD y con una RTX 3080, algunas veces el juego dejaba en claro que le falta un pequeño repaso.
Por lo demás, podría decirse que es uno de los mejores indies del año y al precio que está, deberíais tenerlo ya en vuestra biblioteca.
Mención especial al epílogo que hará soltar alguna lagrimilla y deja una puerta abierta para una posible secuela.
Skabma-Snowfall: Skabma – Snowfall demuestra que los videojuegos son un medio con el que se puede aprender jugando y una fuente de cultura y concienciación muy poderosa. – Jose Aguirre “Joshkerr”