Una ficha de ajedrez menos
El regulador japonés de la competencia (JFTC) ha llegado a la conclusión de que no tiene nada que objetar a la propuesta de adquisición de Activision Blizzard por parte de Microsoft y no bloqueará la operación.
La Comisión de Comercio Justo de Japón ha publicado un comunicado en el que afirma que “ha revisado la transacción y ha llegado a la conclusión de que es improbable que dé lugar a una restricción sustancial de la competencia en algún sector comercial concreto”.
Añade que “ha notificado a las partes que la JFTC no emitirá una orden de cese y desistimiento, dando por concluido su examen”. En un documento en el que explica su decisión, la JFTC afirma que el acuerdo no viola ninguna de sus normas anticompetencia, afirmando que “la integración entra dentro de los criterios de puerto seguro para las combinaciones verticales de empresas”.
También concluyó que el acuerdo no provocaría restricciones de suministro en otras plataformas, señalando: “Existen empresas competidoras y los juegos se distribuyen en formato digital, por lo que es poco probable que se produzca una escasez de capacidad de suministro”.
Una alegría tras la tormenta
El anuncio será bien recibido por Microsoft, que prosigue su campaña para garantizar a las autoridades reguladoras que el acuerdo no sería anticompetitivo, algo que Sony ha venido sosteniendo que no es el caso.
Otra buena noticia para Microsoft llegó la semana pasada, cuando la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido (CMA) dijo que ya no creía que la adquisición redujera significativamente la competencia en el sector de los juegos de consola. El viernes, el organismo de control comunicó que había actualizado sus conclusiones provisionales tras recibir nuevas pruebas que aliviaban algunas de sus preocupaciones sobre la operación de 68.700 millones de dólares, sobre todo la de que Microsoft convirtiera Call of Duty en una exclusiva de Xbox.