La “historia” se repite
Seguro que no somos sólo nosotros a los que nos parecen superinteresantes los medios que están utilizando Microsoft y Sony para librar su batalla mundial por hacerse con Activision Blizzard. Los ejecutivos de la compañía japonesa, por ejemplo, parecen casi paranoicos a veces, mientras que en cada oportunidad señalan lo grande y poderosa que es ya Microsoft en comparación con la “pequeña e inofensiva Sony”.
Sin embargo, la semana pasada, en una audiencia sobre comercio organizada por el gobierno estadounidense, salieron a la luz unas acusaciones (vía Axios) que no pintan nada bien para Sony. En concreto, varios miembros del Congreso alegaron que la empresa japonesa estaba aplicando una práctica comercial discriminatoria para bloquear específicamente la entrada en el mercado nacional de empresas occidentales del sector de los videojuegos.
El tablero se va cerrando
Al parecer, los contratistas japoneses tienen que firmar acuerdos para no ofrecer sus juegos en la Xbox de Microsoft. Sólo así es posible que Sony Playstation domine el 98% del “mercado de consolas de gama alta” en Japón. Al hacerlo, la empresa podría incluso violar la legislación antimonopolio local. Las cartas de varios congresistas a la administración Biden afirman: “Le escribimos hoy para llamar su atención sobre el desequilibrio del mercado japonés de videojuegos, que creemos se debe a una práctica comercial discriminatoria que puede violar el espíritu del Acuerdo de Comercio Digital entre EE.UU. y Japón”.
Se dice que Microsoft en particular, pero también muchos otros desarrolladores estadounidenses, están sintiendo los efectos reales de este bloqueo a las exportaciones estadounidenses. En declaraciones a Axios, el portavoz de Microsoft, David Cuddy, ha declarado: “Las tácticas anticompetitivas de Sony merecen un debate, y acogemos con satisfacción que se siga investigando para garantizar la igualdad de condiciones en la industria del videojuego.” La propia Sony ha declinado hasta ahora hacer comentarios sobre las acusaciones.