Silencio… luces… cámara… y atención que vamos a hablaros de nuestra experiencia con Moviehouse: The Film Studio Tycoon, un juego de simulación y estrategia que nos traslada a la industria del cine y todo su entramado.
Con este título de Odyssey Studios y Assemble Entertainment nos vamos a convertir en un modesto empresario que da sus primeros pasos en este mundillo tratando de hacernos un hueco hasta llegar a lo más alto como un magnate dueño de un gran estudio.
Gestiona a tus empleados, decide qué tipo de películas quieres hacer, que guionistas, directores y artistas contratar, preséntate a festivales, decide la forma de promocionar tu película y espera a ver cómo responde el público haciéndote ganar mucho dinero en taquilla o por el contrario, hundiendo por completo tus proyectos.
Elige bien porque ya sabes, la vida es como una caja de bombones.
El chico de oro
Comenzamos nuestra andadura en el mundo del cine de la forma más humilde y sencilla en los años ochenta, con un poco de dinero ahorrado (lo más seguro que trabajando en el mismo videoclub que un tal Tarantino) y con mucha ilusión por lograr crear nuestros soñados proyectos haciéndolos realidad en un estudio indie, en el cual nos pondremos al frente y contaremos con la ayuda de un par de personas que forman parte de él.
Gracias a sus contactos y nuestro pequeño presupuesto podremos contratar al guionista que hará realidad nuestras ideas, para seguidamente fichar a alguien que dirija el guión creado en la sala de guionistas.
Al principio tendremos disponible tan solo un par de géneros disponibles para hacer películas, pero según vayamos avanzando, podremos acceder a otros hasta un total de doce géneros diferentes.
Tanto guionista como director ganarán experiencia mientras realizan guiones y producen películas, además de poder darles ciertas lecciones sobre cine que les vendrán de maravilla para mejorar su calidad y en consecuencia, la de nuestros proyectos.
Pero como dueños del estudio, no dejaremos todo al azar; nos tocará decidir además del género, también el tiempo de desarrollo, ayudar al guionista a trazar la historia (ambientación, protagonista y antagonista), asignar el presupuesto, elegir actores, preparar y ayudar con problemas en el set, localizaciones, atrezzo, etc…
Aunque esto será lo más fácil de todo, pues una vez realizada la película comienza la verdadera pesadilla llevando las películas a festivales donde no siempre gustan a la crítica, después estrenarse en cines y esperar que el público te apoye no solo en taquilla, si no ganando fans que te seguirán como un mesías con cualquier película que hagas.
No hay nada como tener legiones de fans que prediquen tu palabra; que se lo digan a Zack Snyder.
Sospechosos habituales
Eso es en lo que nos vamos a convertir para los críticos y todos los festivales a los que apuntemos nuestros películas, donde nos tocará explicar en qué sobresale nuestra obra y esperar a ver si somos los ganadores del festival o recibimos buenas críticas. De ello dependerá, en parte, la recepción del público, como en la realidad.
Pero al igual que en la realidad, crítica y público no suelen ir de la mano (como seguro le pasará a la película de Super Mario Bros.) y muchas veces la recepción del público será buena, si es que hemos hecho una película acorde al género y no tratamos de crear obras extrañas.
Aunque también podemos hacer presión con nuestros fans y conseguir temporalmente que los festivales y críticos nos valoren mejor o incluso ganemos casi sin merecerlo, porque todos sabemos que la presión social y algunos maletines, obran milagros.
Y hablando de maletines; según vayamos haciendo dinero y mejorando con ello las inversiones en nuestras películas y estudio, podremos también formar parte de la gran tarta que supone la cuota de mercado, la cual se reparten entre varios estudios, tanto los independientes, los medianos y cómo no, los grandes.
Invirtiendo en otros estudios y llevándonos un porcentaje de sus ganancias, fácilmente podemos pasarnos un año en blanco sin estrenar ninguna película y tampoco correr ningún riesgo que nos haga perder dinero.
¡Corten!
La base del juego es buena, el concepto es de los que triunfan, que se lo digan al genial The Movies que aún después de casi veinte años, tiene mucho potencial, pero claro, no está por medio Peter Molyneux en Moviehouse: The Film Studio Tycoon.
Para empezar el título es bastante inconsistente en muchos aspectos, sobre todo en cuanto a la experiencia de nuestros trabajadores, que apenas suben de nivel aunque pasen treinta años. Esto es peor aún cuando vas a contratar a alguien nuevo y ves que tampoco su experiencia esté acorde al nivel que tiene, como por ejemplo, los actores de gran caché.
También las críticas, inversiones o distribución son muy aleatorias, haciendo que pierdas dinero muchas veces sin causa aparente hasta que consigues invertir en otros estudios, que entonces directamente te puedes olvidar de hacer películas y por ende, el juego pierde toda su gracia en cuanto al tema económico.
Por suerte siempre podemos seguir haciendo productos de serie B o películas indies en vez de el Blockbuster de turno, para así ganar más puntos de investigación, ver como pasamos de los simples estrenos en cine, al vídeo doméstico y este pierde fuelle frente al DVD.
Nosotros nos quedamos con las ganas de ver si aparecía el Streaming en algún momento, pero nos fue imposible avanzar más tras varios errores por falta de contenido o simplemente “habernos pasado el juego” con solo invertir dinero en otros estudios.
Los peor de todo fue ver como dos guionistas dejaron a medias una secuela que iba a darnos muy buenas críticas, pero bueno, esperemos que todo esto se solucione en un futuro parche o ya que estamos hablando del tema, una posible secuela de Moviehouse: The Film Studio Tycoon.
Apartado técnico de Moviehouse: The Film Studio Tycoon
El juego parece de cartón piedra, los gráficos son mezcla de un 3D muy básico y por momentos mal implementado cuando compagina los assets que utiliza, con sencillas ilustraciones 2D que a veces no tienen nada que ver unas con otras. Intenta acercarse a los Sims, pero a la vez quiere ser como otros juegos tycoon.
Las animaciones de los personajes 3D son básicas y les veremos repetir en bucle siempre la misma animación, ocurra lo que ocurra en el estudio.
Los sonidos son básicos y cumplen con su función, adaptando el estilo en los momentos en los que se está guionizando o rodando una película. La música por su parte, cambia cada década que pasa en el juego, pero viene a ser siempre la misma repitiéndose constantemente, aunque por suerte, no resulta intrusiva.
El juego está traducido a varios idiomas, entre ellos el español, pero aún contiene muchas frases en inglés y otras son simplemente parte del código de programación.
Moviehouse: The Film Studio Tycoon: Un juego de corte Tycoon que más bien parece una "Camp Movie" de bajo presupuesto y que de seguro estaría nominado en todas sus categorías a los premios Razzie. Al menos cumple si no eres exigente. – Jose Aguirre “Joshkerr”