La película que cuenta como Tetris se convirtió en el fenómeno mundial que hoy día todos conocemos, llegó a la plataforma Apple TV+ el pasado 31 de marzo. Dirigida por el escocés Jon S. Baird (Filth el sucio, El Gordo y el Flaco) y con un guión del canadiense Noah Pink (Genius: Aretha), el film narra los hechos reales que llevaron a Henk Rogers (Taron Egerton) a conseguir los derechos de un juego creado por Alexey Pajitnov (Nikita Efremov) en la antigua URSS de los años ochenta, para que este estuviera disponible en todo el mundo.
Una tarea alto complicada cuando se encuentra en medio de un complot de espionaje industrial y político, corrupción y mentiras en un momento de la historia en la que el Telón de Acero estaba muy presente a nivel mundial y donde todos sospechaban de todos.
Pero como dicen en la película Atomic Blonde, esa es otra historia. Esta es la de cómo Tetris se convirtió en una leyenda en el mundo de los videojuegos más allá de sus fronteras.
Una historia de mentiras y traiciones
El mundo aún no había pasado por la caída del muro de Berlín ni de la URSS en 1988, pero el final de ambos estaba muy cerca haciendo que el mundo cambiase de una forma muy veloz en ciertos aspectos, todo en parte gracias a la tecnología y videojuegos, que ya llevaban tiempo en países “libres” siendo un entretenimiento lúdico que tanto niños como mayores disfrutaban gracias a compañías como Nintendo, Sega y Atari, entre otras.
Pero en un lugar cómo era la antigua Unión Soviética, tener un entretenimiento más allá del trabajo, era un lujo que podría muchas veces costarte la vida, o eso nos han querido hacer entender en occidente.
Es por eso que jóvenes programadores como Alexey Pajitnov trabajaban para compañías que pertenecían a la “madre patria” y hasta el trabajo que hacían en sus ratos libres en casa, también pasaba a formar parte de esas empresas. Nada de lo que creaban era suyo ni podían quedarse con la propiedad intelectual de sus creaciones. Los derechos de autor pertenecían a la empresa soviética Elorg, que gestionaba todo, incluso los acuerdos para la distribución fuera de sus fronteras.
Y era fuera de estas donde Nintendo y Atari se peleaban por tener los derechos más allá de límites soviéticos, entrando en el juego de una forma un tanto inmoral y poco ética Robert Maxwell, un multimillonario que consiguió hacer creer a Robert Stein poseer la licencia y este a su vez se la vendió a Atari… sin tener nada realmente.
En todo este entramado entra la figura de Henk Rogers, el diseñador de videojuegos dueño de Bullet Proof Software al ver en una feria en la que participaba como mostraban Tetris, decidió invertir todo en el juego que da nombre a esta entretenida película.
Aún veo bloques cayendo en mis sueños
Cuando el personaje al que da vida Taron Egerton (Kingsman: Servicio Secreto, Rocketman) prueba por primera vez en una feria electrónica de Las Vegas una copia del juego que Atari trajo a occidente, le inunda una sensación que muchos de nosotros vivimos en su momento al jugar con Tetris. No puede dejar ver ni pensar en colocar los bloques y seguir avanzando nivel a nivel hasta quitarlos todos y seguir jugando sin parar.
Obsesionado con el juego, trata de vender la idea a su banco para hacerse con los derecho en Japón y de máquinas arcades para así obtener muchos beneficios.
A partir de ahí comienza una historia que nos hará acompañar a Rogers de un lado a otro a contrarreloj, mientras trata de llegar a acuerdos de derechos hasta con el mismísimo presidente de Nintendo en aquellos años, Hiroshi Yamauchi (Togo Igawa), al más puro estilo Jason Bourne, con intensas persecuciones a coche incluídas.
Gracias a esta película, veremos ciertos momentos clave de la historia de los videojuegos como la creación de la consola Game Boy, pero también se nos muestran otros de soslayo que fueron igualmente importantes, apareciendo figuras clave como el ex presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, quien por cierto tuvo realmente bastante que ver en la salida de Tetris de la URSS.
Y como no podría se de otra forma, hay malos muy malos con motivaciones propias y egoístas que harán todo lo posible por no dejar avanzar a los demás en sus proyectos o ideas que traerán prosperidad y felicidad al mundo, mientras ellos sabotean, corrompen y destruyen todo a su paso en un alarde de aparente beneficio patriota.
Queremos Coca Cola y vaqueros Levi’s
Pero en Tetris también hay momentos ligeros y de cierta comedia que son de agradecer en una historia que se toma bastantes licencias, como ya hizo en su momento Piratas de Silicon Valley y la “guerra” entre Microsoft y Apple, o lo que es lo mismo, la que tuvieron Bill Gates y Steve Jobs en su momento.
El concepto “basado en hechos reales” es lo que tiene en el séptimo arte, que no sabes al final entre todo lo que estás viendo y escuchando, que hay de cierto y cuánto es inventiva del guionista, como por ejemplo que Rogers vistiera de vaqueros. Aunque hay que reconocer que es bastante disfrutable como está todo planteado y que han huído de hacer un drama que no resultaría atractivo para el público en general, ni para los que nos interesan los videojuegos.
Además, la película tiene a bien romper la cuarta pared en algunos momentos y hacernos partícipes de la historia que se está contando, como si de un videojuego por fases se tratase y presentándonos a los protagonistas como “jugadores”.
Esto se acentúa cuando entran en escena secuencias con un pixel-art que replican ubicaciones y personajes, e incluso ciertas explicaciones que se están dando para hacerlo un poco más atractivo y “videojueguil” todo. Hasta cierto momento bastante intenso y de acción hacia la parte final de la película, incluye pixeles y bloques.
Una banda sonora llena de guiños y homenajes
Todo esto se acompaña de forma bastante soberbia de una banda sonora que mezcla temas conocidos de los años ochenta, algunos de ellos versionados como “Holding Out For a Hero” en versión japonesa e interpretada por ReN o el tema “Heart of Glass” en ruso por POLINA. Aunque también podemos escuchar el archiconocido tema “The Final Countdown” de la banda Europe o incluso a los Pet Shop Boys.
La partitura principal de la película corre a cargo del siempre genial Lorne Balfe, conocido en el mundo de los videojuegos por haber creado las bandas sonoras de títulos como Assassin’s Creed Revelations, Assassin’s Creed 3, Call of Duty: Modern Warfare 2 o películas como Top Gun: Maverick, 6 en la sombra o la saga Mission: Impossible.
Los temas musicales se completan con algunos temas clásicos de origen ruso, entre los que encontramos con la marcha El adiós de Slavianka, que enfatiza bastante cierto momento lleno de camaradas.
¡Ah sí!, también aparece el legendario tema original de Tetris en un par de versiones que le sientan muy bien.
Conclusiones
Las casi dos horas que dura la película resultan de lo más entretenidas gracias a las actuaciones de los principales actores, pero sobre todo al carisma del que siempre hace gala en todo momento Taron Egerton.
El actor lleva todo el peso del film sobre sus hombros y eso es algo que se nota en algunos momentos clave que hay cierta merma de ritmo cuando él no se encuentra presente en pantalla. Aún así, el resto de interpretaciones cumplen sobradamente, pese a que ciertos personajes visualmente están un tanto caricaturizados, que no sobreactuados.
Visualmente Tetris tiene algunos altibajos y si bien algunas figuras históricas es como si las viéramos tal cual a sus homónimos gracias al maquillaje y un sutil uso de deep fake, algunos escenarios y momentos de acción, se ven un poco “las costuras”. Pero esto no debe sorprendernos si tenemos en cuenta las prisas que hay por sacar hoy día todo a medio terminar o sin rematar, tanto en cine, series como en videojuegos. Eso sí, la ambientación en todo momento nos trasladará a finales de los ochenta.
En definitiva estamos antes una más que correcta y entretenida película que no se toma en serio a sí misma ni intenta que nosotros lo hagamos, mientras nos narra las vivencias y desavenencias vividas por Henk Rogers para conseguir los derechos del juego más popular de la historia (con permiso de Pacman y Super Mario), donde quizás queda demasiado eclipsado el creador de Tetris, Alexey Pajitnov, haciendo sentir que al igual que le pasó en la vida real, no se ha hecho justicia con su personaje ni logros.